Detrás del desastre del terremoto en China, podemos ver el resultado de las inescrupulosas prácticas que a menudo hay detrás del negocio de la construcción.
Los edificios, especialmente escuelas y hospitales, simplemente no deberían colapsar de esa manera sobre sus habitantes si cumplieran con la normativa y los procedimientos profesionales. Se dirá que fue un terremoto de una fuerza inusual, pero por qué algunos edificios colapsaron y otros no?
Nadie es culpable de un terremoto, pero detrás de un edificio que colapsa hay en gran parte negligencia y procedimientos viciosos por parte de los arquitectos, ingenieros, constructores y autoridades que especulan con la normativa para poder llevar a cabo sus proyectos.
El año pasado Japón, con un profundo conocimiento en terremotos, endureció su normativa estructural para lograr edificios más seguros. Meses después se descubrió que se estaban falsificando los datos de ingeniería para cumplir con la nueva normativa.
Después de trabajar como arquitecto en Chile, España y Asia, afortunadamente no he presenciado actos de corrupción en ese sentido, pero si he visto despreocupación y una normativa potencialmente vulnerable.
Estas tragedias ejemplifican como la presión económica del mercado produce situaciones viciosas que ponen en riesgo la vida de miles de personas. Los profesionales implicados en estos casos debemos tomar en serio nuestra responsabilidad ética durante la etapa de proyecto y construcción, o después tendremos que asumir las responsabilidades penales que implican la muerte de personas por el colapso de las estructuras.
Tomás Videla, Japón