Tomamos un barquito en la noche por el rio Chao Phraya, que atraviesa la ciudad entre templos y monumentos iluminados, al dia siguente visitamos el gran palacio de los reyes, donde descubrimos a este budha de 46 metros de largo dentro de una pagoda, unas terrazas increibles llenas de monumentos, y admiramos los techos de oro que parecian tener manos de bailarinas saliendo de las cornizas... impresionante. Tambien pudimos observar la devocion de los budistas, todos los ritos y ceremonias que hacen frente a cada imagen de budha, que hay muchas...
Pero aparte de eso lamentablemente es una ciudad muy congestionada, sucia, hedionda, con muchos turistas y muchos avivados tratando de aprovecharse de ti, como los taxistas que insisten en llevarte a comprar a la tienda de su amigo antes de llevarte a tu destino, o gente que te dice que el lugar que vas esta cerrado para convencerte de ir a otra parte, en fin, poco confiable y sinceramente una ciudad agotadora, tanto que llegar a HoChiMinh City fue un alivio... lo cual es mucho decir.
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